
La leyenda de Afrodita y Adonis
Afrodita, cuya belleza no tenia igual entre diosas o humanas, tenia un carácter veleidoso e insoportable. Caprichosa y orgullosa de su única cualidad, se entregaba a sus pasiones sin pensar en consecuencias.
Zeus, viendo que Afrodita solo causaba problemas en el Olimpo y en La Tierra debido a sus devaneos, la casó con el dios Hefesto, dios de la forja y el fuego pero feo y con un humor de mil demonios.
La diosa Afrodita, aburrida, sedujo a Ares, el brutal dios de la guerra pero con un cuerpo abrumadoramente perfecto y con él, pasaba ratos memorables a escondidas de su marido.
Su vida hubiera podido ser feliz pero…
El nacimiento de Adonis
En la tierra el rey de Chipre tuvo una hija y al ver a la pequeña criatura, declaró que era el ser mas bello del universo mientras la sujetaba amorosamente entre sus brazos.
Esta afirmación llegó a los oídos de Afrodita y se ofendió (tan estúpida era). ¡Ella era el ser mas bello de universo!. Y sin pensárselo, maldijo al rey y a la niña para que cuando ella creciera, ¡¡¡mantuvieran relaciones carnales entre ellos!!!
Efectivamente, la maldición de la diosa se cumplió, la muchacha quedó embarazada y huyo fuera del reino. Cuando el rey se enteró de la huida de su hija y el motivo de la fuga, supo que tendría que matarla para mantener su honor.
Acusó a su hija de traición y salió en su persecución.
La caprichosa Afrodita, por un instante sintió remordimientos y transformó a la joven en un árbol de mirra. El rey buscó y buscó pero jamás pudo encontrarla.
Al cabo de unos meses, del tronco del árbol nació un niño ante el asombro de Afrodita.
Era el niño mas bonito que había visto nunca y lo deseó para si misma pero ella no podía cuidarlo en el Olimpo ya que Hefesto no lo permitiría.
El favor de Perséfone
Tras pensarlo, Afrodita metió al bebe en un cofre de plata y bajó al averno (infierno)
Allí se encontró con Perséfone, esposa de Hades, y le pidió que cuidara del contenido del cofre pero que nunca viera lo que había dentro.
Perséfone accedió pero con el paso de los años, la curiosidad también fue creciendo en ella.
Una noche, se levantó de la cama sigilosamente y con delicadeza abrió el cofre, que ya era de grandes dimensiones, y entre terciopelo y sedas vió a un muchacho desnudo que plácidamente dormía.
La diosa se quedó sobrecogida por la belleza de aquel ser e inmediatamente lo deseó para si misma, jurándose no devolverlo nunca a Afrodita.
Habló con Hades sobre el muchacho, ocultando sus sentimientos, y le propuso hacer del muchacho un buen cazador.
Hades accedió y Adonis pudo salir del averno a voluntad para practicar la caza y desarrollar aun más su espectacular cuerpo.
La disputa
Cuando Afrodita se enteró que Adonis corria libre por el campo, bajó al averno a pedir explicaciones a Perséfone y reclamar al muchacho para llevarselo con ella.
Perséfone no quiso atender a sus demandas y ambas diosas fueron a ver a Zeus para que solucionara el problema.
El dios del olimpo escucho a ambas diosas con atención y dictaminó que Adonis pasaría cuatro meses con Afrodita, cuatro meses con Perséfone y otro cuatro con quien él decidiera.
Las diosas aceptaron el trato pero Afrodita tenia planes secretos, no iba a claudicar tan facilmente con su mayor capricho.
Afrodita visitaba todos los días a Adonis, lo seducía y lo dejaba tan exhausto que el joven solo podía dormir y reponer fuerzas.
Le susurraba al oído que no fuera a cazar, que aquellas artes eran muy peligrosas para un joven de sus talentos y que nunca encontraría una mujer como ella.
Las ausencias de Afrodita pronto se hicieron notar en el olimpo.
Perséfone, muy enfadada y muerta de celos, aprovechó la ocasión y contó a Ares el secreto.
El dios de la guerra entró en cólera contra el mortal que le había robado los favores de Afrodita.
La venganza de Ares
Persefone, una tarde, visitó a Adonis después de que se fuera Afrodita. Le recriminó que hubiera dejado de lado sus aficiones y le instó a salir de nuevo a cazar, le habló de un jabalí descomunal que había sido visto no muy lejos de allí y que estaba destrozando las granjas en busca de grano.
Adonis quiso complacer a la diosa que le habia cuidado tantos años y salió a dar caza a la bestia.
Con sus perros y su arco, localizó el rastro del animal.
Cuando lo vió, comprobó que era el jabalí mas grande y fiero que jamas habia visto. Azuzó a los perros, tensó su arco… y falló.
Los perros huyeron, la flecha se clavó en un árbol y el jabalí, que no era otro que Ares transformado, hirió a Adonis entre los muslos, castrándole en el acto.
La muerte de Adonis
Los gritos de dolor del joven se oyeron en el olimpo. Afrodita, pidió ayuda a Hermes, dios de la velocidad para llegar donde yacia Adonis lo antes posible y aun así, solo llego a tiempo para verle morir desangrado.
Arrodillada delante del cuerpo, Afrodita empezó a llorar por la perdida del ser amado.
Sus abundantes lagrimas caían al suelo, donde se mezclaban con la sangre de Adonis.
La roca blanca que estaba debajo de ellos, pronto adquirió un color rosado, siendo hoy la piedra que conocemos como Cuarzo Rosa.
Epílogo
La muerte de Adonis fue una bendición para Perséfone porque estaba cautivo en sus dominios.
Podía disfrutar del joven a diario mientras que Hades estaba fuera.
Los días pasaban esplendidos hasta que Afrodita se enteró del plan que habían forjado la diosa del averno y Ares.
Ataviandose de la manera mas delicada, fue a hablar con Zeus, para solicitar la resurrección de Adonis.
Pero Perséfone también fue y reclamó que como mortal estaba muerto y le pertenecía.
Zeus, por satisfacer a aquellas bellísimas diosas, dictaminó está vez que Adonis estaría seis meses con Afrodita y seis meses con Perséfone y le concedió la inmortalidad.
Este hecho es de suma importancia, ya que cuando Afrodita está feliz por tener a Adonis, a la tierra llega la primavera y el verano, sin embargo, cuando Adonis se va al averno, y Afrodita se entristece, llega el otoño y el invierno.